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2023

Crisanto Pérez: “Escribir es hacer magia con las palabras”

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El doctor Crisanto Pérez Esain, profesor de Lengua y Literatura de la Facultad de Humanidades, ha sido galardonado con el Premio Ciudad de Badajoz (España) en la categoría a la mejor novela 2023 por su obra “Donde muere el río”.

Por Lucy Vicente Chamba. 10 noviembre, 2023. Publicado en Diario Correo, el 09 de mayo 2023

El mágico realismo de sus relatos viene trascendiendo en la comunidad internacional y van marcando hitos en su trayectoria. En sus cuentos y novelas como “La casa Escondida”, “La última muerte de Silvino Forossi”, “El tiempo ausente” y, la actual galardonada, “Donde muere El Río” nos traslada a historias del mundo real, de amistad, de amor, de búsqueda de la felicidad y de esperanza de un mejor día.

Él es natural de Navarra (España), reside en Piura, a la que tiene un amor entrañable, desde hace 24 años. Conversamos con él sobre su trayectoria como escritor, y nos comenta que se siente una persona privilegiada que ha logrado convertir su pasión en realización personal y profesional, que comparte con sus estudiantes en la Facultad de Humanidades de la UDEP.

¿Qué significa la literatura para usted?

Me gusta mucho, creo que desde que empecé a leer, a los cinco años, cuando disfrutaba de los cómics de mi hermano mayor. Nuestros padres también apoyaban la lectura. Me considero muy afortunado de estar haciendo lo que me gusta: leer mucho. En las clases de literatura un profesor les habla de lecturas para que los alumnos las disfruten, las comprendan y las valoren y a eso me dedico en las aulas, soy un intermediario entre la gran literatura y los lectores.

¿Su familia influyó en su amor por la literatura?

Mi mamá leía mucho. Siempre decía que había sólo tres libros en su casa, en su juventud. Los sabía de memoria porque los había leído un montón de veces. Cuando observó mi gusto por la lectura, habló con su amiga bibliotecaria para que yo pudiera acceder a los libros de la biblioteca de mi pueblo, aunque para ser miembro debía tener 14 años y yo tenía 10. Sin embargo, ingresé ayudando a ordenar libros y así accedí a muchas lecturas.

Luego, cuando aún estaba en el colegio mi hermana me compartía lecturas de sus cursos de Literatura en la universidad, así a los 15 años me ‘picó el veneno’ de la escritura y decidí estudiar Filología Hispana, para ser profesor de Lengua y Literatura e irme haciendo, poco a poco, escritor.

¿Cómo fueron sus inicios de escritor?

Uno fue en el colegio, creando poemas para una revista literaria, con varios seudónimos, porque gran parte de los textos eran míos. Luego, como alumno universitario, leyendo a los autores clásicos más representativos sentí que había millones de kilómetros entre ellos y yo, y dejé de escribir una gran temporada, hasta que hice mi doctorado en la Universidad de Navarra y publicaron mi tesis doctoral “El autor implícito y la escritura autobiográfica en la narrativa de Julio Ramón Ribeyro” (2006). Alguien me dijo: “qué bonito escribes sobre lo que escriben los demás” y eso me picó un poco… Entonces decidí escribir de nuevo, después de 18 años de no hacerlo. Empecé y aún sigo.

Hay una expresión española “ser un letraherido”, cuando alguien ha recibido la picadura de la vocación literaria y ya no puede dejar de escribir. El día que no escribo, que no hago nada relacionado con eso, es como que me falta algo. No es un buen día, algo falla entonces.

¿Cuál es, para usted, el significado de escribir?

Escribir significa hacer, de alguna forma, magia con las palabras. Quizás yo no la haga todavía, pero los grandes autores hacen magia cuando escriben; y, uno a veces se acerca.

También es una forma de comunicarse con uno mismo, con los demás. Es muy bonito cuando alguien me comenta lo que he escrito, cómo lo interpreta y llega a conclusiones que yo ni siquiera había considerado. Pero, sus interpretaciones son válidas, porque son suyas. Es como una conversación que siempre está ahí, abierta para los demás, muy enriquecedora.

¿Sus libros favoritos?

Siempre me ha fascinado la literatura hispanoamericana. Cuando tenía 16 años mi libro preferido ya era “Cien años de soledad”. Siempre me han gustado García Márquez, Borges, Sábato, Rulfo, Vargas Llosa. La primera novela que leí de Vargas Llosa fue “Quien mató a Palomino Molero”, en la biblioteca de mi pueblo a los 14 años, ahí se menciona Talara y el desierto, lo que me llamó mucho la atención.

¿Cómo describiría la evolución de sus obras?

Considero que no soy apto para entender la evolución de mi obra sin embargo sí la hay. Empecé escribiendo poesía; luego hice mi tesis doctoral sobre el Ribeyro, un gran maestro del cuento peruano. De alguna forma entendí que si iba a escribir serían cuentos y novelas, la narrativa. Hay en ellos un tema recurrente: la memoria, porque, quizás, contar las cosas tiene que ver con recordarlas.

Como escuché decir al doctor Pablo Pérez, en la Facultad de Ciencias de la Educación, la imaginación vive en la memoria. Creo que así es. Sin embargo, esto no significa que entienda la escritura como una confesión biográfica, porque llegaría un momento en que se me acabarían las ideas. La imaginación es la parte más traviesa de la memoria, la más juguetona.

¿Cómo escribe sus historias y evita las páginas en blanco?

Hay algunos trucos que he aprendido de los maestros. Hemingway decía que, si quieres escribir todos los días de una forma seguida, nunca acabes todas las ideas en un día, deja alguna para el día siguiente. Entonces, al día siguiente te pones a escribir y sabes que hay un hilo del cual puedes ir tirando y seguir. De ahí, vienen otras ideas y otras más. Por otro lado, me funciona mucho escribir más o menos a la misma hora y tener cuadernos para apuntar ideas.

Crisanto Pérez Esain

  • Es licenciado en Filología Hispánica (1996) y doctor en Literatura Hispánica y Teoría de la Literatura (2004) por la Universidad de Navarra.
  • Desde 1999, es profesor en la Universidad de Piura. Ha dictado Latín, Literatura Universal, Española, Hispanoamericana, Peruana, Teoría y Crítica de la Literatura.

Premios y obras

Entre sus publicaciones destacan “Los trazos en el espejo: Identidad y escritura en la narrativa de Julio Ramón Ribeyro”; “Julio en El Rosedal, memoria de una escritura”, en coautoría con Víctor H. Palacios.

Asimismo, ha escrito los cuentos “Árboles enanos”, ganador del Premio Ciudad de Tudela (2006); “La casa escondida y otros relatos”, libro de cuentos galardonado con el Premio Ciudad de Zaragoza (2007).

En novelas, han sido galardonadas “La última muerte de Silvino Forossi”, Premio Altazor 2016; “El tiempo ausente”, Premio Ciudad de Salamanca, 2020; y “Donde muere el río”, Premio Ciudad de Badajoz, 2023.

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